Porque si el árbol fuere cortado, aún queda de él esperanza; Retoñará aún, y sus renuevos no faltarán. Si se envejeciere en la tierra su raíz, Y su tronco fuere muerto en el polvo, Al percibir el agua reverdecerá, Y hará copa como planta nueva. Job 14:7-9
Una temprana mañana a principios de este año jamás nos podíamos imaginar lo que se veía al ser sorprendidos, cuando al despertar se vió el árbol que tantas alegrías nos había dado en muchos años, su robusteza, su increíble sombra en días de inmenso calor, su fruto, sus ramas y sus hojas hacían de ella el árbol más hermoso del huerto, donde pajaritos hacían sus nidos y era como un punto de encuentro de ellos como una orquesta o coro que nos permitia relajarnos escuchándoles cantando deliciosamente las más impactantes melodías, además este árbol nos trae un recuerdo y sentimiento muy especial, fue mi querido y amado padre que ya está en la presencia del creador que plantó una semilla que con el tiempo se transformó en un árbol hermoso, allí debajo de su árbol él también muchas veces derramaba sus lágrimas en oración.
Con toda su fuerza y salud este admirado árbol había soportado y vencido todas las adversidades climatológicas y plagas pero como un soplo se quemó en una sola noche, el hielo aparentemente lo venció; la tristeza invadió nuestro corazón, los comentarios de todos: !murió quemado por las bajas temperaturas!, no fue el fuego fue el frío que lo destruyó.
En ese estado recogí sus frutos que colgaban y lo podimos aprovechar, con esperanza y con un deseo de llorar empecé a cortar las ramas sin vida, estaban completamente secas sólo sirve para leña y hacer fuego, me resistía a que su destino fuera ese, lo dejé casi sólo en el tronco y con unas pocas ramas pero hoy mi querido árbol está lleno de brotes cuanta alegría me vuelve a dar sé que pasará un tiempo sin darnos su delicioso fruto pero está vivo a pesar de que era señalado como muerto.
Nunca me fue tan difícil podar un árbol, era una mezcla de emociones y sentimentos pero no había otra solución y con todo el dolor lo hice.
Esta vivencia me hace reflexionar en los procesos de Dios para mi vida, aún cuando nos vean y nos dan por muertos, secos, el aliento de vida en Cristo Jesús nos volverá a dar vida abundante Él nos levantará, en las pruebas y aflicciones la poda se hará llegar para que Dios nos limpie y quite todo lo que no da fruto para Su gloria.
Yo soy la vid verdadera, y mi Padre es el labrador. Todo pámpano que en mí no lleva fruto, lo quitará; y todo aquel que lleva fruto, lo limpiará, para que lleve más fruto. Juan 15:1-2