Algunas veces el dolor puede contribuir para nuestro bien si a pesar de cualquier dificultad o crisis nuestra fe permanece firme en Dios. Es comprensible cuando protestamos amargamente cuando algo nos lastima. Pero no debemos perder la confianza cuando aparezcan problemas, dificultades, peligros y enfermedades que al fin pulen nuestro carácter y refuerza nuestra fe.
No es posible alcanzar el triunfo sin encontrar oposición, contrariedades y reveses. Pidamos ayuda y sabiduría a Dios para que las adversidades nos encaminen a conquistar la victoria. No siempre es fácil mas si es posible obtener nuevas fuerzas para pagar el precio y seguir adelante en cada crisis y ser un vencedor.
No nos frustremos, no guardemos amargura ni rencor en nuestros corazones hacia personas difíciles con las que hemos tratado, lo importante es depender siempre de Dios y de Su palabra.