Cuando Pedro le vio, dijo a Jesús: Señor, ¿y qué de éste? Jesús le dijo: Si quiero que él quede hasta que yo venga, ¿qué a ti? Sígueme tú. Juan 21:21-22
La corrupción espiritual, el amiguismo religioso adoptado por algunos, nos puede hacer pensar que el ministerio, el llamado o los errores, las faltas y pecados de otros son analizados y valorados de diferente manera a los nuestros. Si queremos acabar bien nuestra carrera debemos entender que somos responsables de nuestro propio llamamiento y que cada uno tendrá que dar cuentas a Dios. En los días que vivimos donde se confunde terriblemente lo malo y lo bueno, por esta razón también se confunde el pecado con el pecador, siempre debemos amar al pecador pero nunca al pecado, desgraciadamente uno de los problemas es que depende de quién y donde está "afiliada" la persona que comete pecado el pecado es valorado de diferente manera y no de acuerdo a las escrituras.
Es sumamente importante en nuestra decisión de seguir a Jesús el no mirar en lo que hacen los demás, sino que seamos fieles a Dios y a Su palabra. JESÚS NOS DICE; TU SIGUEME.