Para el individuo que ama a Dios y se preocupa por su gloria, hay inmensas reservas de misericordia en el día del error o la caída. Para el indiferente o rebelde sólo existe el juicio desnudo, sin amortiguadores de ningún tipo. En su relación con nosotros, Dios es increíblemente humilde, y pide muy poco. El profeta Miqueas lo expresa en palabras memorables: "Oh hombre, él te ha declarado lo que es bueno, y qué pide Jehová de ti: solamente hacer justicia, y amar misericordia, y humillarte ante tu Dios". Miqueas 6:8